​Esta obra, dominada por una paleta de azules intensos y profundos, evoca una poderosa meditación sobre la emoción y la psique. El artista emplea una técnica de textura rica y palpable que añade una dimensión táctil a la experiencia visual, sugiriendo capas de sentimiento o de tiempo geológico.
​En el centro, un corazón anatómico se alza con una luminosidad casi espectral. Su tono azul vibrante, que contrasta con el fondo oscuro, lo convierte en un faro emocional. Este corazón no es solo un órgano, sino un símbolo universal de la vida interior, la pasión y, en este contexto, quizás la melancolía o la serenidad profunda. El azul, a menudo asociado con la calma, el agua y el infinito, aquí adquiere una cualidad etérea y casi mística.
​La oscuridad circundante y las pinceladas turbulentas en la parte superior parecen emanar del corazón o envolverlo, sugiriendo un paisaje emocional intenso y quizás tormentoso. Podrían representar la corriente de pensamientos, las presiones externas o la complejidad de las experiencias que rodean y definen al ser interior. El corazón se mantiene firme y brillante en medio de esta oscuridad texturizada, una metáfora de la resiliencia y la verdad emocional que persiste a pesar de los desafíos. Es una exploración de la vulnerabilidad y la fuerza encapsuladas en el núcleo de la existencia humana. 40x30cm